LAS CAREYS

Son exóticas y bellas. Su colorido pelaje las hace únicas e irrepetibles. En su versión bicolor dominan los colores negro y cobrizos, también las hay tricolor, donde podemos encontrar tonos naranjas, marrones y blancos.

Sólo hablamos de “gatas careys”, ya que el 97% de los gatos que presentan estos colores son hembras.

Esta particularidad se debe a una cuestión genética. El gen del color negro y el gen del color rojo se presentan juntos, únicamente, en las hembras, debido a su composición cromosómica.

No hablamos de una raza propiamente dicha, es su pelaje y carácter lo que las distingue, ya que son muy cariñosas pero activas e independientes. Son extremadamente compañeras, celosas pero amorosas.

La leyenda

Cuenta la leyenda que el Sol se sentía tan aburrido en el cielo que decidió bajar a la tierra. Para ello debía pedirle a la Luna que cubriera su lugar en su ausencia, con el fin de que los humanos no se dieran cuenta de que el sol no estaba. Así fue como durante un caluroso día, la Luna cubrió lentamente al sol, dando lugar a un profundo anochecer.

Para pasar desapercibido entre los humanos en la tierra, el Sol decide materializarse en una gata negra.

La Luna, ya cansada de cubrir al Sol, decide abandonar su puesto, lo que obligó al Sol a salir inmediatamente del cuerpo de la gata para evitar ser descubierto y volver a su lugar. Huyó tan rápido que dejó rastros de rayos solares, que cubrieron el manto de la gata negra con salpicaduras doradas y cobrizas.

Toda descendencia de esa gata continuó conservando esos bellos colores característicos.

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